InicioMotivaciónHistorias que se repiten: de un curso municipal al negocio propio

Historias que se repiten: de un curso municipal al negocio propio

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Yamila abrió la puerta de su casa con una timidez que la acompañó durante toda la charla. Sobre la mesa del comedor una variedad de tartas y alfajores recién horneados esperaban junto al mate, que empezó a correr apenas se inició el diálogo a través del cual la pastelera de barrio Fontanarrosa contó su historia.

Yamila Valente tiene 31 años y con el apoyo del municipio comenzó a trabajar en la cocina de su casa: hoy ya es casi una «profesional» pastelera, y no le faltan pedidos vía facebook y whatsapp.

En diciembre se cumplen 5 años desde que Yamila vive en esa casa de calle Laguna junto a sus tres hijos, Valentina (11), Tiziano (4) y Sofía (3). Hace 4, cuando estaba embarazada de la más pequeña, un giro del destino la convirtió en jefa de hogar.

“Estoy separada, el papá de ellos se fue cuando yo estaba embarazada de 7 meses de Sofía y ahí quedamos solos. Por suerte ya vivíamos acá, pero yo no tenía trabajo y estaba embarazada, con dos chicos y una casa que mantener. Fue emocionalmente difícil, al principio no veía la salida, pero yo creo en Dios y eso me dio fuerza para seguir”, recordó en diálogo con rosarionoticias.gob.ar.

Yamila buscaba una salida laboral que no la alejara de su casa tantas horas al día y que le permitiera seguir cuidando de sus hijos, y así fue que empezó a hacer lo que mejor le salía en la cocina, pastafrolas.

Aprovechando cada oportunidad que la vida le brindó, trocó en internet una máquina de coser que no usaba por una bicicleta y, pedal mediante, salió a vender sus productos a los vecinos y negocios del barrio.

“Un día me llegué con la bici hasta Villa Hortensia y, como una vecina me había comentado sobre los cursos, pregunté y me entrevisté con las chicas de Economía Social. Yo les conté más o menos lo que hacía y ellas me invitaron a hacer el (programa de formación municipal) ABC del emprendedor”.

Cabe recordar en este sentido que Rosario Emprende es un programa de la Municipalidad orientado a personas con una idea de proyecto o emprendimiento ya iniciado, ya sea en estado inicial, medio o consolidado (de tipo personal, familiar o asociativo), el cual tiene como fin capacitar, impulsar, fortalecer y acompañar en su desarrollo a emprendedores para su crecimiento y escala en el marco de la economía social y solidaria.

“Completé todos los pasos del ABC, aprendí muchas cosas, a organizarme, a sacar precios, también el tema de la presentación, a valorar el trabajo. Crecí mucho y descubrí que esto era realmente lo que yo quería hacer”, contó sobre la capacitación recibida.

Durante ese tiempo, Yamila también completó un curso, de Catering y Pastelería, ofrecido por la Secretaría de Economía Social en el Centro de Capacitación de Casiano Casas. Actualmente está a solo unos meses de recibir el título de Pastelera que otorga la Escuela Servando Bayo, donde asiste 3 veces por semana, en los galpones de Presidente Roca y el río. Allí aprende técnicas nuevas y perfecciona las ya conocidas. “Imaginate que cuando empecé yo no sabía hacer un bizcochuelo y ahora ya me animé a hacer alguna torta para casamiento y mesas dulces”, relató, sonriendo al hacer un racconto del camino recorrido.

Los pedidos crecen día a día y los encargos de tortas, alfajores, galletitas y hasta panes y pizzetas los recibe por facebook o whatsapp, e incluso hay noches que las pasa en vela amasando y horneando para tener todo listo a la mañana siguiente.

“Cuando terminé de hacer todos los cursos del emprendedor, desde la Municipalidad me dieron un subsidio y con eso me compré la cocina industrial y la batidora y algunos moldes que necesitaba, porque cuando empecé tenía el horno de mi cocina y una batidora de mano que a los dos o tres meses quemé”, explicó entre risas Yamila.

A su emprendimiento lo nombró Dulces Patalolas en honor a su hijo Tiziano que en los inicios no sabía cómo pronunciar pastafrola. Pero de esos días ya pasó mucho tiempo y hoy sus hijos crecen a su lado, ayudándola en tareas de la casa. Y lo más importante es que crecen con el ejemplo de una mamá que no baja los brazos, que quiere seguir aprendiendo y que se llena de orgullo cuando cuenta su historia.

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