Esta breve pero profunda fábula del ratón y el frasco de trigo, nos cuenta una simple lección sobre decisiones que realizamos a diario.
Sin apelar a lo particular, muchas veces tomamos pequeñas y grandes decisiones, sin resolver de raíz alguna situación. Al final, nos terminan comprometiendo y hasta condenando de alguna manera.
La fábula «El ratón y el frasco de trigo» dice así:
Un ratón se subió en la parte superior de un frasco y descubrió que estaba lleno de granos de trigo.
Se puso muy contento al encontrar tanta comida a su alrededor y porque no necesitaba correr en busca de alimento. Realmente se sintió muy feliz.
Mientras disfrutaba de comer el trigo no se daba cuenta que cada vez se metía más en el frasco llegando en pocos días al fondo.
Cuando se dio cuenta de que estaba atrapado y no podía salir, entendió que para seguir viviendo dependía de que alguien le diera de comer.
Ya no podía ir a ningún otro lado fuera de las paredes del frasco de cristal. Veía el mundo y estaba protegido, pero no podía salir de su encierro y disfrutarlo.
Hay al menos 5 aprendizajes en este cuento:
- Los placeres a corto plazo pueden llevarnos a trampas que nos condenen a largo plazo.
- Si las cosas nos salen fáciles sin preguntar, es posible que estemos entrando en la zona de confort y seamos los ratones que nos quedemos en poco tiempo en el modo de supervivencia.
- Cuando no utilizamos nuestro potencial y no mejoramos nuestras habilidades y capacidades, es seguro que algo estaremos perdiendo.
- Si no tomamos la acción correcta en el momento adecuado, agotaremos nuestros recursos y no tendremos capacidad de decisión propia.
- Cuando nos encerramos en nuestro círculo de confort, perdemos nuestra capacidad de decisión y nuestro crecimiento depende de otros.
La fábula del ratón y el frasco de trigo
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