La historia detrás del icónico bar La Buena Medida

La Buena Medida es parte importante de la cultura de la ciudad. Siempre funcionó como paso obligado, como un emblemático punto de encuentro y un atrapante forjador de historias. Sus comienzos hasta convertirse en una postal rosarina y colgar el cartel de cierre.

Con 120 años de historia en la gastronomía y la cultura de Rosario, el tradicional bar La Buena Medida, de Rioja y Buenos Aires fue refugio de varias generaciones que lo adoptaron como propio por su condición de bar céntrico y económico.

La historia del bar La Buena Vista comienza en 1956 cuando en esa esquina filoportuaria abrió un almacén de venta de querosén, aceite, fideos y despacho de bebidas para los inmigrantes que llegaban a la ciudad en el cambio de siglo.

Cuentan las crónicas de la época que en su sótano se jugaba al sapo y a las bochas y en el local principal a las cartas y el dominó, lo que lo hacía un lugar especial para el encuentro de «los muchachos», que en su mayoría trabajaban en el puerto y el correo.

Hacia 1956 La Buena Medida se transformó enteramente en bar y tres años después fue el primero de la ciudad en empezar a pasar música y a incorporar otras expresiones artísticas, lo que fue haciendo cambiar su clientela. Así, con el tiempo se convirtió en reducto de estudiantes, profesionales e intelectuales, enamorados de sus aires de bodegón bohemio.

En 2007 el bar cerró sus puertas por seis meses y cambió de manos. Sus nuevos dueños lo reabrieron tras renovar la fisonomía del lugar, pero manteniendo su perfil histórico gracias a la conservación de mobiliario de madera y decoración con objetos antiguos.

Desde entonces La Buena Medida siguió funcionando como bar diurno y también organizando espectáculos, sobre todo de música latinoamericana.

Sin embargo, en pleno invierno de julio de 2018 su actual dueño, Marcelo Giordano, con 10 años en el rubro gastronómico anunció la venta del bar debido a la crisis de la demanda y los altos impuestos.

La noticia invadió de nostalgia a todos sus clientes, ya que desde los años 50, la esquina definió su identidad con la presencia de La Buena Medida, motivo por el cual Marcelo prometió no vendérsela “a cualquiera”. Sino a quien esté dispuesto a mantener el perfil barrial y bohemio que caracteriza al mítico lugar.

Una triste noticia que sorprendió a todos los rosarinos, por tratarse de una de las esquinas  donde los olores inconfundibles se mezclaban con los vaivenes políticos y culturales de todas las personas, que durante estos casi 120 años el Bar la Buena Medida supo albergar. 

La historia detrás del icónico bar La Buena Medida

Redacción: Casandra Ortega

Fuente: www.lacapital.com.ar

Imagen: www.descubriendorosario.com.ar

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