No dejarnos estar. No sabemos la importancia de sentirnos bien hasta que nos sentimos mal. A veces damos por sentado la salud de nuestra mente… la exponemos a todo tipo de estrés o no nos sacamos a tiempo de lo que nos perjudica o nos lastima. Dejamos crecer como hierba mala los pensamientos que nos dañan, potenciamos emociones nocivas o perniciosas y tiramos de la cuerda de nuestra capacidad de tolerancia. Y de repente… ¡colapsamos! ¡no damos más! Nuestra capacidad de resistencia dice ¡basta!
No des por sentada tu salud mental…
Ante esta advertencia, hay personas que se toman en serio lo que les pasa y se hacen responsables de restaurar la salud de su mente, y hay otras que se sobre-adaptan y se acostumbran a vivir en una atmósfera gris… resistiendo, sobreviviendo, aguantando, vaciando un poco para otra vez volver a llenar y rebalsar.
Es tan importante no dejarnos estar, no abusar de nuestra capacidad de resistir, no excedernos en dar hasta quedarnos sin, no familiarizarnos con las voces de la mente que nos dicen que no somos suficientes… A veces somos los peores depredadores de nosotros mismos y otras tantas nos dejamos cazar por exponernos a la peligrosidad de ambientes hostiles.
Es tan importante no dejarnos estar, no abusar de nuestra capacidad de resistir, no excedernos en dar hasta quedarnos sin, no familiarizarnos con las voces de la mente que nos dicen que no somos suficientes…
No podemos elegir muchas de nuestras circunstancias, pero sí podemos elegir cómo pararnos ante ellas. Tener la lucidez para pedir ayuda a tiempo y así ahorrarnos sufrimiento, es la mejor decisión cuando nos damos cuenta de que no estamos pudiendo con los recursos con los que contamos. No somos más valientes por seguir a pesar de todo, eso es ser imprudentes y andar a ciegas sin adecuadas referencias.
Acostumbrarnos a vivir mal no debería ser nunca una opción… todos contamos con la posibilidad de auto-generarnos bienestar. Además, está demostrado que la felicidad no está determinada por nuestras circunstancias externas, sino por la capacidad de entrenar una mente lúcida, calma y serena así como nuestra habilidad para volver a ese estado cada vez que nos perturbamos.
Aprender a “sacarnos a tiempo” y “pasar lejos” de lo que nos hace mal, es ser cuidadosos de la tierra más sagrada: nuestra psiquis, que todo lo comanda. De la misma manera, ejercitar hábitos que favorecen nuestro bienestar, es asumir responsabilidad respecto de la calidad de vida con la que elegimos vivir.
Acostumbrarnos a vivir mal no debería ser nunca una opción… todos contamos con la posibilidad de auto-generarnos bienestar.
¿Cuáles son los cuidados cotidianos para mantener sana nuestra mente?
1- Descanso Reparador
Descansar entre 7 y 8 horas diarias nos permite cuidar la salud de nuestra mente. Durante el sueño digerimos el cumulo de estímulos que absorbemos durante el día y reparamos el desgaste y el agotamiento al que estamos expuestos. Una mente cansada no puede pensar bien ni tomar decisiones acertadas.
2- Alimentación Saludable
Una dieta saludable mantiene nuestro cerebro vital y sano. El cerebro es el hardware donde corre el software de nuestra mente. Un cerebro dañado, expuesto a sustancias tóxicas da como resultado una mente alterada y desequilibrada. Por alimento me refiero tanto a la comida que consumimos a diario como a las relaciones que sostenemos, los pensamientos que reforzamos y las emociones que potenciamos. Procura ser consciente al momento de nutrir tu mente. Elige bien los alimentos de tu dieta, limita las grasas, los azúcares, el alcohol y aumenta el consumo de productos frescos. Y algo fundamental: no drogas, no relaciones tóxicas.
3- Despéjate y Diviértete
Dedica tiempo a realizar alguna actividad placentera y descontracturante. Disfrutar de actividades que nos relajan, nos ayuda a desconectar y a tomar una perspectiva distinta de las situaciones problemáticas. En nuestra cultura pensamos que el tiempo productivo es el único que vale y que todo lo demás es una perdida de tiempo. Necesitamos reír más, alivianar lo pesado, relativizar lo dramático y hacer actividades que mejoren nuestro ánimo. Si estamos contentos y relajados podremos gestionar las responsabilidades diarias de maneras más óptimas. Nada fértil puede emerger de una mente estresada, si quieres avanzar procura cada tanto detenerte a recargar tu energía vital.
Aprender a “sacarnos a tiempo” y “pasar lejos” de lo que nos hace mal, es ser cuidadosos de la tierra más sagrada: nuestra psiquis, que todo lo comanda. No dejarnos estar.
4- Mueve tu Cuerpo.
El ejercicio aeróbico tiene múltiples beneficios para nuestra salud mental. La actividad física diaria nos ayuda a segregar dopamina y endorfinas, además de reducir el nivel de actividad fisiológica asociada al estrés, a los estados de ansiedad y de ira. A veces necesitamos darnos cuenta de que además de una cabeza que piensa y re-piensa tenemos un cuerpo conectada a ella.
5- Construye una Red Social Gratificante
El aislamiento es un veneno para la salud mental. Somos seres sociales, y como tales, necesitamos sentirnos contenidos por redes afectivas de apoyo y amorosidad genuina. Cuidar y mantener nuestras relaciones e iniciar relaciones nuevas mantiene activo nuestro cerebro, evita el deterioro de nuestras capacidades cognitivas y propicia una mente más compasiva y empática.
6- Gestiona tus Pensamientos
Gestionar adecuadamente las preocupaciones excesivas y detener la cadena de pensamientos negativos es crucial para la salud de nuestra mente. Ser conscientes de ellos, de qué los activa o qué hay de cierto en sus fundamentos, nos ayuda a quitarles peso. Debemos aprender a ser buenos guardianes, verdaderos “aduaneros internos” y a seleccionar muy bien que dejamos o no pasar al terreno de nuestra mente sagrada.
7- Ponte Objetivos
Plantearnos objetivos, metas alcanzables y prioridades, nos ayuda a encauzar nuestra energía, además de que mantiene vibrante nuestra motivación y entusiasmo. Lograr propósitos, vernos crecer, evolucionar y conquistar lo difícil, potencia nuestro ánimo y alimenta nuestras ganas de vivir. Las pequeñas victorias aportan gran satisfacción y la suma de ellas nos alinean en el camino de la auto-realización.
8- Busca Ayuda
A veces es complicado poner en práctica estos consejos. Las situaciones, el entorno o la falta de habilidades personales pueden dificultar la intención de cuidar nuestra salud mental.
Si te encuentras en estas circunstancias, no te dejes estar. Pedir ayuda profesional, compartir con personas de confianza lo que nos pasa, darnos cuenta de que no estamos solos y que hay alternativas y salidas, ya no hace sentir mejor. El solo hecho de activarnos, mueve el malestar estanco y nos coloca en un lugar más protagonista en cuanto a la conquista de nuestro bienestar personal.
Por último…
Saber lo que nos hace bien y lo que nos daña no es suficiente si no tomamos la decisión de ponerlo en práctica. No dejarnos estar, supone no solo actuar a tiempo cuando comenzamos a sentirnos mal sino también propiciar lo saludable para prevenir el malestar. Este mundo necesita más que nunca, mentes sanas. Sin trabajo individual, no hay consciencia universal. Por lo tanto, cuidar nuestra mente no es solo un beneficio personal sino un aporte fundamental al colectivo humano del que formamos parte. Aquí enlazamos un sentido a nuestro empeño cotidiano y vivir “con sentido” es sanador individual y colectivamente. Cuidar nuestra mente, ocupa un lugar que trasciende nuestra individualidad. Ofrecer al mundo nuestra mente sana debería ser el propósito más valioso de todo ser humano que habita este planeta.