
Seguramente más de una vez pensaste en renunciar a tu trabajo y lanzarte al mundo independiente. En todas esas realidades posibles imaginadas, siempre interrumpe el “señor miedo”
¿Cómo pagaré los impuestos? No voy a tener obra social ni aportes? Cómo voy a hacer? Y si me va mal?. Ni hablar de las opiniones y criticas de personas que trabajan de manera dependiente: “Estás loca”, “Tenés que trabajar, ya eres un adulta”, “eso es cosa de vagos” “Y si tenés un accidente y estás sin cobertura médica?”. Entonces, retrocedes, pisoteas tus sueños y al otro día volvés a la oficina y vivís dormido un par de años más, hasta que volvés a cuestionarte y volvés a dormirte, así sucesivamente a lo largo de la vida, esta vida, “la única consciente” (ahí entraría en otro tema muy largo, que lo dejamos para otra ocasión). Pero, que si no trabajamos de lo que nos gusta ahora, cuando lo haremos?. Si no nos sentimos llenos de entusiasmo y ganas en un trabajo, no estaría siendo el indicado.
Muchas personas que conozco está no se encuentra feliz en sus trabajos dependientes y no encuentran la forma de solucionarlo. En mi caso, el último empleo que tuve de manera “dependiente” en una empresa multinacional, donde tenía un puesto bien pago de “localization engineer”, hace más de un año y, desde que me desvinculé, creo fuertemente ser una persona más feliz.
He trabajado de manera independiente por muchos años, muy cuesta arriba, aprendiendo de personas que admiro y sobre todo de los errores, que es la mejor manera de aprender. Requirió de mucho esfuerzo, pasión y paciencia. La mayoría de las veces trabajando ad honorem, la experiencia era todo lo que importaba. Cumplí los 30 años y comencé a cuestionarme si debería buscar un empleo “como la gente”, mis hermanos no dejaban de insistir con el tema. Como quien dice sin ganas comencé a buscar y me hablaron de una empresa multinacional, con puestos bien pagos, sin contar que sus instalaciones eran super modernas con playroom, eventos y celebraciones al estilo “yankee”, horarios flexibles, masajes gratis, te daban tu propio escritorio y computadora y muchos otros beneficios más.
Me propuse conseguir entrar en esa empresa como sea! Lo logré, causé una buena impresión en la primer entrevista y me llamaron para cubrir otro puesto que encajaba mejor con mis cualidades. Los primeros 3 meses todo marchaba bien, no me gustaba mi tarea pero la empresa y la gente que trabajaba ahí eran super! Por el cuarto mes, la presión de mi jefe era cada vez mayor y las cantidades de horas extras que nos hacían pasar, me llevaron a tener fuertes ataques de cefaleas, con temor de tener algún problema neuronal, me hice todos los estudios pertinentes, obviamente era todo stress.
Por primera vez, decidí ir a una psicóloga, puntualmente por este asunto que me tenía tan mal. “No puedo renunciar”, “¿qué voy a hacer?”, “me quedo sin obra social” y muchos otros pensamientos me confundían más y más. Me llevó un tiempo lograr ver el poco sentido de continuar en un lugar en donde realmente no quería estar, yendo cada mañana a un trabajo que de solo pensarlo me dolía la panza, tolerando “maltratos” aunque nunca agresivos ni directos, pero eran bien intencionados. Mi cuerpo ya me lo venía diciendo hacía meses pero yo no lo escuché. Cuando decidí renunciar, el universo me escuchó: me despidieron antes y sin causa.
Todo esto me empujo a por fin dedicarme por completo a mis propios proyectos. Les prometo que no hay nada más placentero que trabajar en lo que nos llena de vida.
Algunos motivos para emprender un negocio y dejar tu empleo:
- Harás algo que realmente te gusta
- Serás el dueño de tu destino
- Te sentirás orgulloso
- Estarás siempre motivado
- Adquirirás nuevas habilidades
- Nadie tomará decisiones por vos
- Tendrás más tiempo libre que en tu actual empleo
- Tu oficina será el mundo entero
- Inspirarás a otros
- Te convertirás en alguien más dedicado y ordenado
- Te levantarás cada mañana con mucha energía
- Lograrás la independencia que siempre quisiste
- Cambiarás el mundo
- Demostrarás a tus hijos que pueden alcanzar sus sueños
- Serás feliz
El único enemigo es uno mismo! el llamado autoboicot. Lo conoces, no? Somos nosotros los que nos ponemos límites. Ya basta!. No tengas miedo, porque cuando hay pasión, todo es posible.
Redacción: Julieta Eseverri