planificación como búsqueda, te da tranquilidad y la tranquilidad te permite planificar, valga la redundancia, aunque esto realmente pueda convertirse en un círculo virtuoso como vicioso.
Creo que muchos estamos de acuerdo que para pensar en objetivos concretos, debemos tener la cabeza fresca y tranquila. Solo la paciencia nos permite clarificar ideas sea cual sea el propósito.
Para muchos, es más difícil conseguir la tranquilidad en los días que corren, que conseguir organizarse. Y es acá en donde quiero hacer énfasis, en esta redundancia cíclica, donde al parecer es el mismo cuento que el huevo y la gallina.
Podríamos no plantear un solo punto de partida, sino entenderlo como un ciclo en donde una acción alimenta a la otra. Es decir, en este círculo donde no hay comienzo ni fin, podemos tomar cualquier actitud como punto de partida. Como mencione anteriormente, puede ser un círculo virtuoso o vicioso dependiendo de la actitud propia de cada uno y de las perspectivas a futuro que uno se proponga. Ambos factores se alimentan progresivamente brindando cosas de las cuales pueden ser utilizable, además de “ponerte los pies sobre la tierra”. Esto puede aplicarse tanto en lo bueno como en lo malo.
Entonces… ¿Estamos hablando más de una cuestión de actitud?, claro que sí. Todo depende de esa palabra que se transforma en acción, todo depende de la actitud de aprender, crear, progresar y crecer. Pero a la vez muchos se preguntan… ¿Y si no tengo paciencia, cómo planifico?, por lo que hay que planificar con la paciencia que tengas en ese momento, porque eso a futuro te dará más herramientas para tranquilizarte. Dicho de otra forma, trata de pensar de la forma más relajada posible y transcribir en el papel lo que puedas. Sin duda, para la planificación cada uno tiene que generar herramientas de organización, como cuadros sinópticos, planillas de armado de proyectos o ideas, como para tener una base por donde comenzar.